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El 2021 arrancó para muchas organizaciones con una prioridad muy clara, ajustar las estructuras organizacionales a las nuevas realidades del negocio, motivados principalmente por la necesidad de garantizar su sostenibilidad, para lo cual estamos trabajando a gran velocidad en la a lineación de las capacidades internas con los requerimientos del mercado y los nuevos imperativos de competitividad.

Muchos frentes de trabajo están abiertos, estamos buscando eficiencia en los procesos con la incorporación de tecnología, redefiniendo procesos centrados en nuestro cliente, y por su puesto todo el componente humano, en lo que a definición y despliegue de la propuesta de valor al empleado se refiere.

La cifras publicadas por el DANE indican un incremento en la tasa de desempleo, y es posible que esta tendencia se mantenga durante los próximos meses, no necesariamente derivada de una desaceleración económica, sino de la eficiencia que se están generando al interior de la organizaciones, en muchos casos se están encontrando formas más eficientes de operar los negocios, lo que supondrá  la eliminación de puestos de trabajo, pero en muchos otros casos la incorporación de nuevos cargos o la redefinición de perfiles para roles que se han visto mejorados o mayormente exigidos, finalmente esto también generara un impacto en los niveles de empleo o desempleo.

La realidad del mercado laboral es que se acelero la sustitución o eliminación de roles, y la reconfiguración de los perfiles requeridos al interior de las empresas, contrastado con otra realidad y el la “escasez” de talento listo en el mercado a nivel técnico y comportamental para muchas de estas posiciones.

Seguramente se avecina un periodo muy interesante para que las personas evolucionen sus perfiles profesionales y personales, a una velocidad que estará impuesta por la necesidad de las organizaciones de desarrollar e instalar nuevas capacidades en sus estructuras y modelos de negocio.

Contar con las personas suficientes, motivadas y con buenos niveles de productividad será la premisa que regirá la gestión de lo humano en los próximos meses, y antes que pasar de moda, se requerirá dejar esta premisa instalada como un mínimo a exigir a los procesos dedicados a gestionar el recurso humano en cualquier organización. Sé que esto siempre es algo que decimos y que asumimos que esta allí, sin embargo, convertirlo en una realidad y asegurar que pase es hoy en día un requisito mínimo si queremos organizaciones que perduren en el tiempo.

Asociado a la motivación del empleado siempre estará pagarle bien, asegurando equidad y competitividad en este aspecto, creo que el reto no esta tanto afuera como adentro, los negocios estamos invitados a reconocer el valor real que tienen los roles y las personas, y asegurarnos de pagar bien, no podemos administrar la remuneración desde la premisa de adquirir talento barato por la necesidad de las personas o por los altos índices de desempleo, esto sería un grave error, es el momento de asegurar que estamos pagando bien en función de la contribución de valor del cargo y la persona, porque en un entorno en donde se hace más evidente la escasez de talento, cuidar el que tenemos y proteger el que desarrollemos debe ser un imperativo.

Finalmente necesitamos asegurar mucha eficiencia en el costo laboral, y no se nos debe olvidar que la invitación desde la eficiencia es hacer más con menos, eso significa que generar mayores y mejores resultados con menos personas solo será posible si cuento con el mejor talento, si lo mantengo motivado, productivo y fidelizado con mi organización.

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